Déficit hídrico y reutilización
10 de Diciembre de 2017
Por José Antonio Pérez Sánchez, publicado originalmente en el Anuario Agrícola 2017 de la Revista FHAlmería.
Ahora que España sufre una de las sequías más severas de las últimas décadas, son muchos los que han puesto sus ojos en la reutilización de aguas urbanas regeneradas, como paliativo a la necesidad de agua que sufren los campos. Para la comunidad de regantes Las Cuatro Vegas de Almería que durante años fuimos mirados por muchos, incluidos colegas del regadío, como un ente atípico, cuyos regantes se suministraban con el "agua de la mierda", es motivo de satisfacción haber servido de guía para que, en estos momentos, otros muchos puedan ver una luz ante el negro panorama hídrico que se cierne sobre los campos.
Así pues, en Cuatro Vegas nos sentimos orgullosos de haber sido pioneros en la actividad de regeneración de aguas urbanas depuradas y su reutilización en regadío, con resultados magníficos que durante más de veinte años nos han permitido mantener y desarrollar en el Bajo Andarax una activida agraria de primor dedicada al cultivo de hortalizas para consumo en fresco que ha permitido sustentar a miles y miles de familias y que a muchos les ha permitido, incluso, progresar en todos los órdenes de la vida.
No sería justo ignorar que a lo largo de más de veinte años que llevamos reutilizando agua ha habido muchos que han aplaudido con estusiasmo nuestra peculiar actividad, tanto desde dentro, como desde allende de nuestras fronteras y que fueron muchos los que han venido a conocer y a interesarse por el modo en que se maneja y mima el agua en nuestras tierras.
Pero también hay que decir que a lo largo del tiempo también han sido muchos los detractores del uso de las aguas regeneradas, los cuales, aprovechando la mal llamada "crisis del pepino", atribuida injusta y precipitadamente a los pepinos españoles, pusieron en tela de juicio el uso de estas aguas, llegando a acusar a la reutilización como potencial delincuente contra la salud pública.
Transcurrido el tiempo y aun después de haberse demostrado la inocencia del pepino español en la crisis alimentaria de Hamburgo, estos detractores siguen erre que erre en su actitud, pese a que nadie haya podido atribuir ni tan siquiera leve diarrea provocada por el consumo de productos regados con aguas regeneradas. Alguno de estos detractores se atreven a afirmar que el campo almeriense tiene margen de beneficios suficientes para atender su regadío con aguas desaladas. Personalmente me apuntaría a esa idea, siempre y cuando el agricultor percibiera algunos céntimos de euro más de los que percibe por cada kilo de género que vende y, en ocasiones, hasta malvende. Poniendo las cosas en su justo término, ni las aguas regeneradas son un peligro público, ni son tampoco la solución absoluta a la falta de agua, aunque si una ayuda, allá donde sea posible su aprovechamiento.
El deficít hídrico es pura matemática, la diferencia negativa entre el agua que se demanda y el agua disponible. La solución, obviamente, puede venir por varios caminos: Uno es incrementar el agua disponible, cueste lo que cueste y sea de donde sea; otro, ajustar la demanda del agua racionalmente disponible; y una tercera vía que sería afinar aún más en el buen uso y aprovechamiento del agua, camino éste que aun estando ya muy trillado, tiene aún recovecos para explorar. Pero, ante todo, y por nuestro propio bien, tenemos que ser conscientes de que el crecimiento de la agricultura almerienese no puede ser infinito.